LA PANDEMIA Y EL PAPEL DEL BANCO OBRERO

Han pasado 14 meses desde que la pandemia del COVID-19 irrumpió en nuestras vidas, agudizando así los problemas que ya sufría la gran mayoría de la sociedad española. En efecto, unos días antes del comienzo del Estado de alarma, muchos españoles ya fueron despedidos en sus trabajos temporales. Luego vinieron los ERTE, pagándose con atraso y forzando a muchas familias a tener que pedir ayuda para recibir alimentos, pagar el alquiler y las facturas, etc.

Si España ya tenía un grave problema de desempleo, sin duda la crisis sanitaria lo ha agravado: en el último año se han sumado más de 622.600 parados(según el último informe de la EPA), datos entre los cuales el paro juvenil ha ocupado casi el 40%, y se calcula que solo entre abril y junio de 2020 se destruyeron más de un millón de puestos de trabajo. Con todo ello, y dada la escasa información sobre las ayudas del SEPE, las colas del hambre han aumentado en un 50%.

Ante esta situación económica y social desafortunada que está viviendo nuestro país, desde el Banco Obrero nos hemos visto obligados a sobreponernos a los acontecimientos. Frente al aumento de las colas del hambre, hemos visto cómo los bancos de alimentos mayoritarios de la FESBAL (Federación Española de Bancos de Alimentos) no han aprovechado suficientemente sus recaudaciones para ayudar a las familias trabajadoras; ciertamente, por no cumplir con todos los requisitos burocráticos de la Seguridad Social que estos bancos de alimentos exigen, muchas familias que han necesitado ayudas no han podido acceder a ellas.

No obstante, desde el Banco Obrero siempre hemos querido poner sobre la mesa la importancia de tejer redes de solidaridad entre familias trabajadoras. Como hace referencia el dicho popular: hoy por ti, mañana por mí. No nos importa la condición nacional ni la cantidad de dinero que alguien ingrese en su hogar; lo que nos importa es que todos y cada uno de los voluntarios se integren en el trabajo, siendo partícipes del cambio. Así pues, gracias a nuestra filosofía, el número de personas que han acudido en este último año de pandemia a nuestra organización, sin contar a los voluntarios puntuales e indefinidos, ha aumentado en un 700%, es decir, se han sumado alrededor de 1.000 voluntarios más a nuestro proyecto.

Somos conscientes de que nuestro papel no debería ser necesario y de que estas cifras no son para enorgullecerse, pero también somos conscientes de la existencia de millones de personas en nuestro país con dificultades. La pobreza es un hecho en España y nuestro objetivo es acabar con ella a través de la solidaridad entre iguales.

Nosotros lo tenemos claro: si la pobreza no para, la solidaridad tampoco.